En una zona agradable de Lund, una de las ciudades más antiguas de Suecia, Adam y Ulrika, respetado sacerdote de la Iglesia y prestigiosa abogada, viven con su hija Stella, de diecinueve años, en lo que podría considerarse una familia normal. La vida discurre de forma serena, casi cristalina, hasta el día en que Stella es acusada de haber asesinado a un hombre casi quince años mayor que ella. Estremecidos en lo más íntimo de su ser, Adam y Ulrika se preguntan cómo es posible que su hija sea la principal sospechosa de un crimen, mientras sus valores éticos se resquebrajan en la defensa de Stella. Así pues, sometidos al dilema de obedecer al instinto de protección de la chica o respetar los principios morales que fundamentan su existencia, marido y mujer no podrán evitar verse envueltos en las tinieblas de la sospecha y la desconfianza, obligados a descubrir, por fin, esa cara oculta del otro que nunca habían querido, o podido, conocer.