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TRAMA, PAULA - Señora fantasía
Hay un territorio fronterizo donde los seres y las cosas parecen existir apenas enunciados, un lugar donde las palabras evocan animales y paisajes, situacion...
Precio $11.600,00
Datos de la Tienda
Mandolina Libros


Manuel Ugarte 2439, C1428 CABA, Argentina

Descripción Hay un territorio fronterizo donde los seres y las cosas parecen existir apenas enunciados, un lugar donde las palabras evocan animales y paisajes, situaciones y leves acontecimientos dotados de una intensa fantasía que sin embargo es tan real como este cuaderno donde escribo. Los libros reunidos en este volumen conforman un conjunto de potentes visiones, que se suceden en un ritmo sostenido y persistente. Un caballo, una remera, los nombres posibles del amor y de la ausencia, el vitalismo y la belleza, todas contraseñas perdidas que se quieren volver a recordar, para recuperar algo, cualquier cosa. Paula Trama, esa gran artista que desde sus múltiples proyectos supo y sabe interpretar nuestra confusa época llena de desvíos y posibilidades, con este libro nos conmueve una vez más, invitándonos a formar un poco parte de sus emociones y secretos. Francisco Garamona   Antes del caballo El caballo no es un recipiente que acaricies y siempre esté llenándose Tan profundo e irritante es que parece anterior a la fauna Redondea los médanos, se enreda en los sauces fragmenta la arena Tan hostil parece y sin embargo no está presente No se sabe de qué caballo es parte parece anterior a los caballos Remera Con el pico de sol y el fin del almuerzo, aparecen las ambulancias. Entonces me pongo algodones en las orejas y salgo a la vereda a verlas pasar. Algunas se detienen cerca, se abren, y la calle se llena de médicos. Me pongo la visera y los sigo con la mirada: los más jóvenes van hacia el Coto. Tienen cuerpos casi gordos y los ojos inflamados. Inventaron una sensualidad de grupo, entre comprensiva y gélida. Uno me sonríe al pasar. Los médicos aman el suspenso, rechazan las dudas y el silencio. Los peores odian los síntomas. El mejor es el que usa la remera de calaveras. De él no espero antídotos, voy a la guardia al mediodía sólo para verlo hambriento. Y sin que me lo pida, me subo a la camilla y me quedo dormida. Entonces la verdad brota más rápido: él llama al restaurant, pule la manija de la puerta, recibe un mensaje de texto. No entiendo, no entiendo, no entiendo B es de escorpio. Escribe feo, pero habla hermoso. Se excita si algo es claramente tonto: un tipo le dijo “Me gusta cuando callas” mientras tomábamos té en un bar, y ella se fue con él. Al día siguiente la llamé con un libro de Neruda en la mano y le recité el poema completo. B pensó que era una tontería clarísima, pero no la calentó. Me dijo que no le gustaban los poemas. Y después se puso de novia con la new age, una que yo había visto primero. Mi esposa Fantasía, no entiendo qué pasa ayer llegué a casa y la cama estaba fría la cena también, estaba helada sobre el mar mi mirada hacía la plancha hacia las olas vuela una paloma blanca vuela que te vuela y se alejaba con los marineros, doce temporadas de la amistad entre los piratas, unas vacaciones de amor carnal y, al punto, parado sobre el hombro del capitán desnudo un pájaro verde cautiva su mirada La paloma y el loro, del descanso hastiados del oro y las alfombras vuela que te vuela, atraviesan las olas… tu eco en el tubo que a nada contesta frío, barajado enfila vagones, trenes de toallas una cae alguien se ha duchado, ha mordido mi cena duerme sobre mi cama ah, fantasía voladora uh, fantasía aventurera Turismo Estoy escondida leyendo a la poeta. El jefe me busca, pero yo me subí al mueble más oscuro y no me puede ver. Tengo vértigo y mi libro de poemas. Qué suerte que se desarma, hay poco espacio. Qué suerte que tiene letras fosforescentes, no hay casi luz. Alrededor, un monte de pelusas. Por debajo de los estantes, la librería en sí. Algo me corta el antebrazo: es una plaqueta de hierro, de una editorial fundida. Trae un poema feo calado a fuego que cae con ruido y vuelve obvia toda la situación. Tengo que bajar ya a atender, con mi libro en la mano. Caigo parada debajo de los spots y me reflejo en la vidriera: soy un bicho de pelusa con un tajo en una pata. Digo “hola!” cuando un grupo de clientes se arrebata “¡¿qué libro leíste, qué libro fue?!”. Toda la tarde vendo el libro de la poeta hasta agotarlo. Algunos se abalanzan sobre los últimos ejemplares y otros dejan señas y lágrimas. Los que salen felices sin el libro van a tatuarse los nombres de sus novias en la piel.

Precio $11.600,00
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