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Sindicatos, ¿para qué?
Hoy se cuestiona desde muchas instancias la función e incluso la existencia misma de los sindicatos. ¿Son realmente los representantes y defensores de los in...
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Hoy se cuestiona desde muchas instancias la función e incluso la existencia misma de los sindicatos. ¿Son realmente los representantes y defensores de los intereses de la clase trabajadora? ¿Lo fueron alguna vez? ¿Es obra suya la transformación que en la sociedad industrial ha experimentado la clase obrera, pasando en gran parte de su condición de «proletariado» a la de una más o menos acomodada clase media? ¿Son prioritarios en su actuación los intereses de todos los trabajadores, o no lo serán más bien los de unos trabajadores a costa de otros (los parados, por ejemplo), y sobre todo los de una bien instalada burocracia laboral? ¿Tiene algún fundamento la «contratación colectiva», de la que los sindicatos son grandes protagonistas, cuando los intereses de las empresas y de los individuos son tan diferentes en razón de sus particulares circunstancias? ¿Está justificada su consideración casi como institución pública y que sean financiados por los Presupuestos del Estado, o no será más justo que se financien con las cuotas de sus afiliados? ¿En qué razones puede apoyarse la tolerancia que les permite el uso de la violencia, infligiendo a veces a los ciudadanos unos sacrificios que en absoluto parecen estar justificados, sobre todo cuando se trata de servicios públicos? ¿Y qué decir de esa numerosa clase de «liberados sindicales», pagados por las empresas? Los dos ensayos del economista y Premio Nobel Friedrich A. Hayek que integran el presente librito, tal vez puedan contribuir eficazmente a arrojar luz y sensatez sobre estos interrogantes y algunos otros que hoy plantean la existencia y la actuación de los sindicatos en una sociedad desarrollada y realmente democrática. Autor: Friedrich Hayek Edición: 1ra Año: 1980 Encuadernación: tapa blanda Páginas: 103 Peso: 142g Idioma: Español Editorial: Unión Editorial I. Sindicatos, inflación y beneficios Il. El paro y los sindicatos en los años ochenta [El falseamiento de los precios relativos por el monopolio del mercado del trabajo] Primera parte El empleo y la inflación 1. Malas consecuencias que tuvo para Inglaterra restablecer el patrón oro en 1925 2. La semejanza entre la distribución de la demanda y la distribución de la oferta determina el empleo agregado 3. Los sindicatos obstaculizan la adaptación de los precios relativos (especialmente, los salarios) a la distribución de la demanda 4. El paro es inevitable 5. La inflación, el empleo y los sindicatos; la Inglaterra de los años ochenta 6. El paliativo (la expansión monetaria) es el veneno pernicioso (la inflación) 7. La inflación reprimida mediante las regulaciones de precios o política de rentas es más perjudicial que la inflación franca 8. Inglaterra en los años ochenta 9. Una constante inflación «moderada» no puede servir: sólo puede llevar a una inflación abierta 10. Querer reducir lentamente la inflación habiendo un paro elevado llevará probablemente al fracaso en una democracia industrial Segunda parte Red de telecomunicaciones del mercado 1. Lo que cuenta no es «trabajar duro», sino producir la mercancía deseada de la manera más económica y en el momento necesario 2. Los precios del mercado transmiten información para cambiar de rumbo 3. La división del trabajo y la técnica cambian constantemente 4. El buen uso de los recursos está dirigido inconscientemente por el mando a distancia de millones de personas mutuamente desconocidas 5. La gran división del trabajo sólo es posible mediante el proceso autorregulador del mercado 6. Producir para satisfacer necesidades conocidas es imposible con la gran división del trabajo 7. Los precios del mercado no son perfectos, pero sí los mejores 8. Únicamente los precios libres emiten señales fieles; los precios dirigidos confunden 9. Los precios monopolísticos pueden ser menos perjudiciales si se mantiene la competencia 10. La búsqueda de beneficio crea incentivos indirectos para servir a otros 11. La información pertinente sólo se descubre a través de la competencia: las telecomunicaciones del mercado 12. La «antieconomía» inglesa en el empleo de los recursos productivos 13. La creación de puestos de trabajo y la expansión crediticia crean paro 14. La competencia esencial para refrenar los costes Tercera parte Tres alternativas políticas 1. Perfeccionar el marco jurídico, especialmente para que abarque las «externalidades» 2. Imitar o «corregir» el mercado por medio del plan central..., pero es imposible concordar sobre los objetivos 3. La organización sindicalista o corporativista de los grupos de intereses es antisocial 4. La dirección central y la dominación monopolística se combinan en una vana «politica de rentas» 5. El mercado como liberador: reduce al mínimo la coacción y el fraude 6. El colectivismo y el sindicalismo eliminan la libertad y la riqueza 7. El mercado recompensa lo que debe hacerse para satisfacer las preferencias de los consumidores, no lo que hacen los productores 8. El plan no puede ser más «justo» que el mercado 9. Marx puso la realidad del revés: el error de la economía clásica sobre el valor-trabajo 10. La mala herencia de nuestros instintos morales 11. Una «Justicia social» proyectada es absurda: la justicia se desarrolla espontáneamente cuando origina una conducta beneficiosa para todos12. La búsqueda del beneficio particular orientada por normas abstractas de recta conducta hace más bien a otros 13. La vuelta a una sociedad menos impersonal sería una vuelta a la pobreza 14. La competencia: un «juego» de descubrimiento que crea riqueza por capacidad y suerte 15. Los idealistas pueden destruir la riqueza queriendo hacer un bien visible 16. La interacción entre la moral y las instituciones 17. La recuperación de Inglaterra exige que se rechace a los políticos «idealistas»; la determinación politica de la renta ha desperdiciado recursos y ha destruido riqueza 18. Otro error de Keynes: pretendiendo el cielo hacemos de la vida un infierno Cuarta parte Los sindicatos y la decadencia económica de Inglaterra 1. No es cierto que beneficien a toda la población 2. Los privilegios jurídicos de los sindicatos dificultan la prosperidad de la clase obrera 3. Los sindicatos ganan explotando a otros obreros 4. Dificultando el acceso a los puestos de trabajo, los sindicatos amenazan a la sociedad libre 5. Las prácticas restrictivas sindicales han perjudicado al trabajador 6. La estructura inglesa de precios, paralizada por la determinación política de los salarios 7. Las decisiones del mercado son aceptables por su carácter impersonal 8. Los gobiernos ingleses han apoyado la coacción sindical 9. Los privilegios jurídicos sindicales, causa principal del paro 10. El pleno empleo exige que cambien continuamente los salarios relativos 11. La responsabilidad de Keynes por el desastre final 12. Será inútil negociar una reforma con los dirigentes sindicales mientras no se les prive de sus privilegios jurídicos 13. No habrá salvación para Inglaterra mientras no se revoquen los privilegios sindicales   Quinta parte La reforma del privilegio sindical es el precio de la salvación de los años ochenta 1. «Enemigos declarados» 2. La confusión de Foot 3. El paliativo de John M. Keynes 4. El paraíso del insensato 5. ¿Pagará Inglaterra el precio de la «vaca sagrada» sindical?

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