La famosa saga de acción bélica creada por DICE y EA estrena nueva entrega. El estudio responsable apuesta por reafirmar los pilares de la franquicia, y por seguir ampliándolos con una nueva campaña ambientada en un creíble conflicto con oriente, y por la fuerza de un cooperativo de leyenda. El desarrollo a caballo entre la actual generación y la próxima garantiza un apartado gráfico y tecnológico de infarto.  Vuelve al campo de batalla más real que nunca. La última entrega de DICE promete no hacer distinciones entre plataformas de nueva generación y PC, sin perder ni un punto de su extraordinaria intensidad. La guerra no ha hecho más que empezar.  Va a ser una contienda muy interesante la que se avecina. Con Call of Duty intentando mantener su hegemonía, Battlefield atrayendo año tras año cada vez a más jugadores, y nuevos contendientes como Titanfall que prometen pegar duro, la lucha por la supremacía en el shooter moderno está en pleno apogeo. Y no podía ser mejor momento para DICE, ya que el lanzamiento de la nueva generación le asegura que no habrá distinciones entre plataformas; se acabó aquello de buscar diferencias entre PC y consolas.  Ahora todas las versiones de nueva generación tendrán 64 jugadores y 60 frames por segundo, una declaración de intenciones de lo que está por llegar y que significa mucho más de lo que parece a simple vista. Por un lado, los 64 jugadores en consola harán que los mapas más grandes del juego sean verdaderamente aprovechados y repletos de enemigos, pudiendo cubrir todos los puntos clave tanto en la defensa como en el ataque. Los sesenta cuadros por segundo, por otro lado, hará que consigamos esa suavidad que tanto defiende el jugador de Call of Duty, la que no te da excusas para fallar el tiro.